La Guerra del Chaco
desencadenada en el gobierno de Salamanca, consumó la última opción de la clase
dominante para salir del modelo feudal de desarrollo basado en la explotación
de las haciendas agrícolas, el trabajo esclavo de los indios y la explotación
artesanal de las minas, y conducir al país por los caminos de la modernidad.
La juventud que había ido
a la guerra, despertaba tardíamente a las ideas sociales que ya habían dado sus
primeros frutos en la Gloriosa Revolución de Octubre. Cuando en 1932 se inician
las hostilidades con el Paraguay, hacía más de un siglo que Carlos Marx hubo
desentrañado los misterios del capitalismo y descubrió que se había iniciado el
período de degeneración del capitalismo y con ello, la inevitabilidad, más
temprano que tarde, de la insurgencia del socialismo.
La juventud post Guerra
del Chaco, descubría tardíamente que la clase dominante que arrastró al país a
la guerra, no podía ya servir de vehículo para el desarrollo del país y que
debía ser fatalmente superada. La juventud boliviana, despertaba tardíamente al
capitalismo y con ese despertar, el deseo de ajustar definitivamente cuentas
con el Estado Feudal Minero, abriendo las puertas a la instituciones
democráticas asentadas en las ideas de la Revolución Burguesa, a la que hemos
hecho referencia.
El MNR materializó la
segunda gran revolución en la historia de Bolivia, porque echó al basurero de
la historia a una clase parasitaria que se consumía en la decrepitud de sus
cultura anquilosada, condenando al país a un estado de atraso y miseria sin
parangón en América Latina, e introdujo, de una u otra manera, al moderno
Estado-Nación inconcluso, aunque con grandes limitaciones.
Lo que había descubierto
la juventud en las arenas del Chaco, estaban mezcladas del romanticismo
contenido en las jornadas de la Comuna de París y la propia Revolución francesa
que habían, a su turno, abierto el mundo a la modernidad. La Revolución del 9
de Abril de 1952, tenia entonces, dos vertientes: por un lado las ideas de
necesidad de iniciar el camino hacia la modernidad bajo la égida de la nueva
burguesía y por otro lado, las ideas del socialismo marxista que penetraba
también por vía de la importación tardía.
El POR inicia en Bolivia
la tesis revolucionaria de la necesidad del socialismo en nuestro país. Fundada
en 1935 por José Aguirre Gainsborg y Tristan Marof (Gustavo Navarro) entre
otros, propuso desde sus perspectivas, la consumación de la revolución
boliviana por la vía de la insurrección popular.
Posteriormente, la
fundación del PIR, propone en sus Estatutos Orgánicos, la implantación de un
régimen socialista, “pasando por la fase de la Revolución antifeudal y
antimperialista que es etapa de transición inevitable dada la estructura semi
colonial de nuestro país”, propuesta que como podemos ver, se encuentra
contrapuesta a la tesis trotkista de la revolución socialista que, como una de
sus etapas, cumpliría las tareas incumplidas (aun) por la naciente burguesía,
bajo un programa obrero.
Todas estas corrientes, la
mayor parte de las cuales no alcanzaron a tener un caudal electoral necesario
como para acceder al Poder por la vía democrática, por cuanto por otro lado, no
alcanzaron a diseñar una estrategia de acceso al Poder que no fuera por las
acciones de masas, porque como hemos visto, esta disyuntiva no es uniforme ni
siquiera en el POR. La acción política de estas dos organizaciones políticas,
contrapuestas por razones ideológicas, se reflejó en las luchas políticas e
ideológicas en el seno de los sindicatos obreros y sobre todo, en los
sindicatos mineros. Por eso, cuando el MNR, propone desde la Tesis de Ayopaya,
la nacionalización de las minas, la reforma agraria, la reforma educacional y
el voto universal, estos temas ya habian sido propuestos en algunos documentos
políticos, como la Tesis de Pulacayo y los diversos congresos obreros que se
llevaron a cabo en el campo de los mineros, es decir, que, al margen de la
acción del nacionalismo revolucionario, las corrientes marxistas desarrollaron
una labor de educación en las masas de los sindicatos obreros, en la que se
discutía ya, como objetivos de clase.
Lo que ocurrió con el MNR,
es que actuó en un momento histórico peculiar en que las masas tenían sus
propios objetivos bien definidos y lo único que les faltaba, era la organización
del Partido Revolucionario que les permitiera alcanzarlos tanto por la vía de
las acciones directas de masas, como por la vía de la democracia formal, según
pudiera imponerse la tendencia dominante. Es decir, que cuando el MNR consumó
el facto revolucionario, tanto la nacionalización de las minas, como la reforma
agraria, el voto universal, eran ya objetivos de clase propuesto por los
trabajadores: la revolución educacional, no fue más que una consecuencia de
todo ello, porque el MNR, para poder sustituir a la clase dominante
minero-feudal, debía atacar también la superestructura del Estado feudal para
desplazarla definitivamente.
El 9 de abril, buscaba
sustituir a la feudalidad en el ejercicio del Poder Político, mientras para el
movimiento obrero, le Revolución de Abril, era solo un medio para terminar con
la clase minero-feudal; pero también dar fin con la burguesía incipiente y su
programa nacionalista, a fin de desarrollar su propio programa previsto en los
documentos a los que hemos hecho referencia. Por eso, no fue el MNR quien puso
las armas en las manos de los obreros y los pobres de La Paz, sino que estos
las tomaron en acciones casi espontáneas (porque no había un partido
revolucionario), de tal manera que cuando se supieron poseedores de las armas,
pensaron en conducir el proceso por sus propios fueros: lo que faltó, fue el
Partido revolucionario: ni el PCB de entonces, ni el POR pudieron cumplir con
la misión de enamorar a las masas para inducirlas a actuar bajo sus consignas.
Si hubiera ocurrido tal cosa, las masas hubieran actuado por su cuenta y no
hubiera sido necesario el MNR para consumar el golpe revolucionario y dar fin
con la revolución burguesa y asumir la dirección del proceso revolucionario:
las tareas de la burguesía, hubieran sido cumplidas por las masas en el Poder y
bajo su dirección.
Cuando el MNR tomó
conciencia de la debilidad de las masas o más bien de la debilidad de los
programas revolucionarios y la ausencia del Partido revolucionario, arrastró a
las masas detrás de sus propias consignas; pero a pesar de eso, era prisionera
de los movimientos de masas armadas, las que pudieron imponer sus propias
consignas. Si el MNR no se hubiera puesto de rodillas frente al Imperialismo
norteamericano, no le hubiera quedado otra alternativa que sucumbir bajo la
fuerza de los trabajadores armados y el proceso hubiera iniciado la primera
experiencia socialista de América Latina.
Por eso el 9 de abril de
1952, es una revolución inconclusa. No hubo en los partidos de la izquierda, la
suficiente capacidad para arrebatar el MNR el rol de dirección de las masas
insurrectas. 1964 es el cierre del nacionalismo en su etapa revolucionaria y se
inicia el período reaccionario expresado en la reestructuración barrientista. Años
después, como consecuencia de la Guerra del Gas, se repetirá la historia: el
pueblo rebasó al Poder formal y a las fuerzas armadas y Goni se vió forzado a
fugar. Si hubiera habido un partido revolucionario, ahora estaríamos viviendo,
de una u otra forma, un verdadero proceso hacia el socialismo y el MAS, que
espectó todo de palco, jamás hubiera llegado a Poder.
Años después en 1985, el
MNR terminaría en el neoliberalismo, de manos del mismo hombre que diera inicio
al nacionalismo revolucionario. La clase que despertó a la historia en forma tardía,
no tuvo otro remedio que asirse de la cola del imperialismo para sobrevivir de
las migajas de los banquetes del neoliberalismo.
La tarea de construcción del partido revolucionario, es posible que se haya iniciado con la creación del Partido de los Trabajadores: lo que vayamos a hacer en el futuro con esta posibilidad, es responsabilidad de lo que queda de la izquierda marxista y revolucionaria.
Dr.Juan García Barañado
PARTIDO COMUNISTA DE BOLIVIA
COMITÉ DE RECONSTRUCCIÓN
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