lunes, 28 de abril de 2014

EL CONFLICTO DE LAS FUERZAS ARMADAS.



Históricamente las Fuerzas Armadas, son el instrumento de represión de la clase dominante. No hubiera sido posible que, en la sociedad primitiva, una clase imponga a las demás su voluntad, si no hubiera contando con un instrumento de fuerza para someter a las otras clases a sus condiciones de dominación. Para eso, se crearon las Fuerzas Armadas.
Cuando se creó el Estado, hubo necesidad de crear un instrumento de fuerza que sirviera para imponer la validez de la voluntad de la clase dominante erigida en Ley. De nada hubiera valido el Estado, si no tuviese, como atributo, la posibilidad de imponer su voluntad dominante por medio de la fuerza institucionalmente administrada. Para cumplir con su misión de dominación, es decir, del uso de la fuerza institucional, las Fuerzas Armadas debían tener una estructura vertical, de mando de arriba abajo, de mando y obediencia.
Curiosamente, la única institución del Estado que ha logrado eludir los principios de la democracia, son las Fuerzas Armas. La doctrina de esta institución, se basa en el acatamiento sin reservas de las órdenes de mando. Por eso, las Fuerzas Armadas no deliberan. La deliberación pondría en peligro la seguridad del Estado creado según las necesidades de la clase dominante y sobre todo, pondría en entredicho la verticalidad y la estructura militar del mando y la obediencia.
Las Fuerzas Armadas, han sido desde siempre, el refugio de la clase dominante vinculada con privilegios de clase. Por eso fueron y son racistas y discriminadores. La tropa, formada por soldados, sargentos y suboficiales, entre otros, proviene en su mayor parte del campo, igual que la mayor parte de los obreros bolivianos. Son indígenas. Por eso, el racismo y la discriminación de los oficiales de carrera, hace notar el origen de clase vinculado con el mando de tropa: los blancos o blancoides que mandan y los indígenas y mestizos que obedecen. No hace mucho que en este gobierno, el Colegio Militar abrió sus puertas a algunos indígenas; pero no los incorporó con sus valores culturales, sino que los sometió a la estructura clasista y los alienó. Estos indígenas, han dejado de ser indígenas, para pasar a ser Oficiales de las Fuerzas Armadas. Los actos de protesta protagonizados por algunos de estos están originados en este factor. Ellos no entienden cómo, siendo ellos mayoría (pretendidamente mayoría) deben estar bajo el mando de una minoría ajena a su cultura y a su color de piel.
Hemos dicho que las Fuerzas Armadas por naturaleza son verticalistas y dentro de ellas, hay una estructura jerárquica que garantiza el cumplimiento de sus objetivos institucionales y así va a continuar siendo; porque el respeto a las jerarquías, es un requisito al acatamiento de las estructuras de mando militar.
Dentro de las Fuerzas Armadas del Estado burgués, no hay democracia y no puede haberla. Es cierto que ya no estamos en tiempos de los gamonales y nuestras Fuerzas Armadas que no son triunfalistas, no pueden conservar el racismo y la discriminación de tiempos caducos. Los soldados, sargentos y suboficiales deben ser tratados con dignidad, desterrándose la represión, los castigos y sanciones degradantes que se producen en forma vertical por el solo hecho de tener extracción campesina y popular. El respeto mutuo, y no la amenaza de la violencia discriminadora, debe ser el medio para el respeto de la jerarquía y el mando militar.
Nosotros creemos que las Fuerzas Armadas deben ser profesionales y el servicio militar, voluntario que dure tres años, al cabo de los cuales, los soldados podrán ser licenciados con un título de técnico medio, simultáneamente con la instrucción militar, con posibilidad de seguir estudios en niveles superiores de licenciatura.  Los soldados recibirían un suelto y no un “socorro”. Esto atraería a jóvenes de la clase media y posibilitaría que produzca una vinculación creativa con la juventud del campo e intercambiaríamos valores para cumplir la tarea olvidada del nacionalismo revolucionario; la creación de la idiosincrasia nacional.
Por de pronto, me cabe indicar que en las únicas Fuerzas Armadas de la historia en donde los soldados estaban agremiados, deliberaban y tenían la posibilidad de elegir a sus comandantes, fue  el Ejército Rojo de la ex Unión Soviética, que, basados en la disciplina conscientes, lograron salir victoriosos de dos contiendas: la Primera y la Segunda Guerras Mundiales. Pero eso no se logró en base a voluntarismos, sino que fue consecuencia de una Revolución Social.
JUAN GARCÍA BARAÑADO.

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