Desde
el otro lado de la colina, esta vez se escuchan voces de teóricos de la
pequeñaburguesía del capitalismo andino, tratando de confundir a incautos e ingenuos
que nunca faltan, como si se tratasen de voces genuinos de una “izquierda
revolucionaria”. En el periódico de circulación nacional “la época” Nº 649, el
prestigioso ideólogo de la pequeñaburguesía, Hugo Moldiz, en un artículo
intitulado “La izquierda a 25 años de la caída del Muro de Berlín”, escribe falsedades
históricas y en sus alucinaciones ideológicas llega a visualizar dizque a una
izquierda revolucionaria, izquierda reformista y, a la vieja y nueva
ultraizquierda. A manera de conclusiones, el articulista, dice que estaríamos
viviendo un tercer momento emancipador en el Siglo XXI, de una emancipación
plena, y de la latinoamericanización del pensamiento emancipador, y otros
dislates por el estilo.
1.
Los teóricos de la pequeñaburguesía
al servicio del capitalismo andino, entre sus balbuceos demuestran la falta
absoluta de una cabal comprensión sobre el concepto de la revolución, y
consiguientemente todo lo que dicen y puedan decir sobre ella, son meras
especulaciones o disquisiciones teóricas sin ninguna base en la realidad social
objetiva del país, ni sobre lo que realmente
viene sucediendo en Ecuador, Venezuela y Nicaragua.
La revolución es el derrocamiento del viejo orden de
la sociedad burguesa y su sustitución por una nueva sociedad, la socialista; es
la demolición del viejo Estado y la edificación en su lugar de un nuevo Estado.
Los que no comprenden así el concepto de la revolución, no pueden ser
revolucionarios. El articulista no comprende así la revolución, de tal manera
que la confunde con el concepto del reformismo, que como todo buen revolucionario
lo sabe, quiere decir negación de la revolución socialista, negación de la
lucha de clases o la colaboración entre
estas para construir un Estado de “prosperidad”, sin cambios radicales en la
estructura económica de la sociedad (con “pluralismo“ para el “vivir bien”).
Desde el año 2009, en Bolivia se inicio el proceso
de reorganización administrativa del viejo Estado boliviano a partir del modelo
de capitalismo andino, mediante cambios o
modificaciones en la superestructura de la sociedad, principalmente sobre la
base de una nueva legislación de carácter étnico culturalista (reconocimiento
de derechos, principios, valores y reivindicaciones de los pueblos y naciones
indígenas). La reorganización administrativa del viejo Estado boliviano
(modificación en las relaciones del poder con la población y territorio)
no significa en modo alguno revolución
social, económica ni política, mas aun si la construcción del modelo del
capitalismo andino se despliega por la coyuntura favorable de los precios de nuestra
materia prima para su exportación y comercialización
en el mercado del capitalismo mundial, condenando a nuestro país a una economía
basada en el extractivismo de materias primas, acentuando de esta manera nuestra
condición de país capitalista atrasado y dependiente, semicolonial y semifeudal.
2.
Los gobiernos de Bolivia, Ecuador y
Nicaragua, están desarrollando procesos de reorganización administrativa
estatal de acuerdo a sus realidades y características propias, de ninguna
manera puede tratarse de procesos revolucionarios, como afirma Hugo Moldiz.
Además, éste olvida la realidad de Cuba (desde mucho mas antes del advenimiento
del ALBATCP) que resiste décadas de bloqueo económico impuesto por el
imperialismo yanqui y las peores consecuencias por la desaparición del bloque
de los países socialistas de la URSS y de Europa del Este, y por eso mismo no
es correcto incluir a Cuba en el mismo
esquema del grupo de los países de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, en los que
jamás hubo una revolución de carácter socialista, sino procesos reformistas de
reorganización estatal. El caso de Venezuela, sin duda es un caso excepcional,
donde se pretende construir por la vía pacifica el mal llamado socialismo del
Siglo XXI, negador del carácter revolucionario de la construcción del
Socialismo Científico, negador de la necesidad de un Partido Comunista de nuevo
tipo, de la necesidad del Frente revolucionario y la necesidad de un nuevo Ejército
Popular.
3.
Cuando no se entiende la noción de
la revolución, es más probable confundirla con el reformismo o cualquier otro
concepto más ambiguo, como el de la emancipación de la cual se habla tanto,
pero que no se sabe de quién ni de dónde. Así sucede con el autor del artículo
que comentamos, por ejemplo de manera esquemática y desordenada, incluye indistintivamente
como expresiones de la izquierda revolucionaria a los procesos y realidades de
los países cuyos Estados son miembros del ALBATCP (Cuba, Venezuela, Bolivia,
Nicaragua y Ecuador).
Dejando de lado a Cuba, (donde se pretende seguir el
modelo Chino), en los demás países del ALBATCP se expresan procesos de
reorganización estatal burgués mediante reformas a la superestructura de la
sociedad capitalista sin afectar la base o la estructura económica de la misma,
por lo tanto se trata de reformismo puro, ni más ni menos. Es la expresión de
aquella izquierda reformista, de los “posibilistas” preñada de un discurso variable
de retorica revolucionarista y antiimperialista; de aquella izquierda
reformista que busca domesticar, humanizar y sentimentalizar al capitalismo.
4.
Brasil, Argentina y Uruguay, según
el autor, son la expresión de la
izquierda reformista, dizque de la izquierda “posibilista”, entre los que
piensan en un “capitalismo serio” y “más humano”. De alguna manera el análisis del
autor sobre esta izquierda reformista podría ser aceptable, con algunos
reparos, que en este grupo debe
incluirse a Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Los revolucionarios que comprendemos
el concepto de revolución, no compartimos ni aceptamos jamás que el capitalismo
pueda ser humanizado, porque está demostrado históricamente hasta en su fase
superior el imperialismo (principalmente el imperialismo yanqui), siempre será opresor,
explotador, expoliador, genocida, guerrerista y etc. Por eso no estamos de acuerdo con el modelo
del capitalismo andino (aunque no podemos negar el reconocimiento de los
derechos, principios, valores y reivindicaciones de los pueblos y naciones
indígenas) de que algún día sea más humano y serio, aunque cambie del color de la piel de quienes
detentan el poder político del viejo Estado burgués boliviano.
Desde luego que pueden existir puntos de encuentro
entre los gobiernos reformistas por el carácter y naturaleza de clase de los
procesos de reorganización estatal en el marco del capitalismo que llevan
adelante con todas sus peculiaridades. También pueden ir al encuentro de otras
realidades, cuando se proponen extender estos procesos o exportarlos si se
quiere, para dar lugar desde el ALBATCP a la “actualización del socialismo” en
Cuba, como dice Moldiz.
5.
La vieja izquierda la nueva
ultraizquierda, según Moldiz, serian los que abonan el terreno para el
despliegue de la derecha y el imperialismo, los que convirtieron el marxismo en
Biblia y de los que tienen una concepción reduccionista del proceso de
formación de las clases sociales; aquellas que con su concepción idealista
abonan el terreno para el despliegue de
las fuerzas de derecha y el imperialismo; aquellas que aplican mecánicamente el
marxismo habiéndolo convertido en Biblia; aquellas que tienen una concepción
economicista y reduccionista del proceso de formación de las clases sociales y
los que le dieron un tratamiento colonial a los pueblos y naciones originarias.
Indubitablemente, los teóricos del modelo del
capitalismo pueden decir todo aquello y mucho más porque no son
revolucionarios, sino reformistas al servicio del capital financiero
internacional, de la burguesía agroindustrial-terrateniente del oriente
boliviano y de la empresa privada, quienes se
benefician económicamente con la reorganización estatal, al grado que
sectores de la derecha más reaccionaria y anticomunistas fueron reclutados por
el MAS en las últimas elecciones generales el 2014, como consecuencia de la praxis
del pluralismo político liberal burgués, ahora constitucionalizado junto al
pluralismo jurídico liberal burgués que cooptó a la justicia comunitaria al
Derecho burgués.
Como la expresión de la izquierda tradicional en
nuestro país, así entendida históricamente por los teóricos pequeñoburgueses de
toda ralea, están el viejo PCB, el viejo PCMLM, y el POR. Curiosamente los dos
primeros, se encuentran en función del gobierno que lleva adelante la
reorganización del viejo Estado burgués y terrateniente de Bolivia sobre la
base del modelo de capitalismo andino. En tanto que varias individualidades del
POR o de los que fueron militantes de este, también se encuentran en función del
gobierno, al grado que algunos de ellos ocuparon ú ocupan altos cargos en el
aparato burocrático estatal. ¿Entonces
de que izquierda tradicional habla Hugo Moldiz, o acaso omite deliberadamente
mencionarlos?.
Los viejos PCB y PCMLM, e incluso el POR, en toda su
existencia histórica siempre fueron contrarios a la ultraizquierda, contrarios
a la concepción del foco guerrillero, contrarios al terrorismo individualista
pequeñoburgués, contrarios al vanguardismo pequeñoburgués, contrarios a la
provocación del revolucionarismo pequeñoburgués, etc. Pero el autor prefiere
ignorar de manera recurrente, porque también le consta que algunas
individualidades de aquella ultraizquierda también se encuentran en función de
gobierno. ¿Entonces de que ultraizquierda se habla o porque no se la quiere
identificar?
De algo que estamos convencidos, es que la
denominada “izquierda tradicional” y la “ultraizquierda” abonan el terreno para
la reorganización administrativa del viejo Estado boliviano sobre la base del
modelo de desarrollo del capitalismo andino, habiéndose despojado o alejado de
cualquier principio revolucionario, si es que alguna vez lo tuvieron, para
degenerar en capitulación, oportunismo, reformismo y revisionismo (claro está
con algunas excepciones de individualidades de aquella ultraizquierda, que no
están en función de gobierno).
Para los revolucionarios, el marxismo es una ciencia,
cuyas verdades no son absolutas, sagradas,
impolutas o dogmas, a diferencia de la Biblia. La pequeñaburguesía en el
pasado hizo dogma del marxismo, enfrentándose rabiosamente a la izquierda
tradicional (viejo PCB, viejo PCMLM y el POR), hasta llegar al desencanto, cayendo
de bruces ante las teorías renovadoras dizque “neomarxistas”, principalmente
ante el posmodernismo, cuya esencia es irrebatiblemente proburgués y
procapitalista. Esta pequeñaburguesía jamás entendió que el marxismo es ciencia,
y que como tal tenía que ser estudiado y aplicado de acuerdo a nuestra propia realidad
sin dogmas ni reduccionismos… pero se equivocaron al aplicarlo como cliché,
hasta concebirlo como un especie de mantra para cualquier situación de la lucha
política (lucha de clases), y ahora se rasgan sus vestiduras vituperando contra
el marxismo, contra la vieja
ultraizquierda de la cual fueron parte y que ahora convergen en el actual gobierno con la
izquierda tradicional.
6.
Es deber de todo revolucionario deslindar
la posición revolucionaria frente a la monserga posición aparentemente
revolucionaria del articulo de referencia, que solo busca confundir a las
masas distorsionando la historia o
sencillamente desconociéndola. En efecto
en el exordio del artículo, con relación a los 25 años de la caída del Muro de
Berlín, se atribuye como causal, al descontento social en contra de una forma concreta de materialización del
socialismo y una hábil estrategia de desestabilización impulsada por EEUU en el marco de la guerra
fría.
Lo que sucedió en la URRS y en el bloque de los
estados socialistas del Europa del Este, fue el desenlace del proceso de
restauración del capitalismo iniciado en el XX Congreso del Partido Comunista
de la Unión Soviética (PCUS), donde la camarilla de N. Jruchov, hizo aprobar
las tesis reaccionarias de la “coexistencia pacífica” y de la “política del
desarme”, y después los “incentivos económicos” a favor de la burocracia. No
obedeció en modo alguno a la estrategia de desestabilización impulsada por los
EEUU, sino a la reproducción de la ideología burguesa en el seno mismo del
PCUS, porque está demostrado que aun cuando se haya consumado una revolución
socialista y desaparecido físicamente la burguesía, la ideología burguesa puede
aparecer o reaparecer nada menos dentro del Partido a falta de la vigilancia
revolucionaria. Lo de EEUU obviamente fue coadyuvante desde la perestroika y la
glasnost, y definitorio en el momento de la caída del Muro de Berlín. El pueblo soviético jamás estuvo descontento con el socialismo,tal como afirma Hugo Moldiz falseando la historia. Así lo demostró en el referéndum de 17 de marzo de 1991 donde el 77,8 % de la poblacion soviética votó por el mantenimiento de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, es decir mas de 80 millones de soviéticos. Esta es la verdad compañero Moldiz, JAMAS HUBO DESCONTENTO SOCIAL DE LA POBLACION DE LA URSS EN CONTRA DEL SOCIALISMO SOVIÉTICO.
SIN UN PARTIDO COMUNISTA DE NUEVO TIPO NADA LOGRAREMOS, TODO LO PERDEREMOS
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