lunes, 8 de diciembre de 2014

DIVAGACIONES DE UN PEQUEÑOBURGUES TEÓRICO DEL CAPITALISMO ANDINO


 Desde el otro lado de la colina, esta vez se escuchan voces de teóricos de la pequeñaburguesía del capitalismo andino, tratando de confundir a incautos e ingenuos que nunca faltan, como si se tratasen de voces genuinos de una “izquierda revolucionaria”. En el periódico de circulación nacional “la época” Nº 649, el prestigioso ideólogo de la pequeñaburguesía, Hugo Moldiz, en un artículo intitulado “La izquierda a 25 años de la caída del Muro de Berlín”, escribe falsedades históricas y en sus alucinaciones ideológicas llega a visualizar dizque a una izquierda revolucionaria, izquierda reformista y, a la vieja y nueva ultraizquierda. A manera de conclusiones, el articulista, dice que estaríamos viviendo un tercer momento emancipador en el Siglo XXI, de una emancipación plena, y de la latinoamericanización del pensamiento emancipador, y otros dislates por el estilo.
1.      Los teóricos de la pequeñaburguesía al servicio del capitalismo andino, entre sus balbuceos demuestran la falta absoluta de una cabal comprensión sobre el concepto de la revolución, y consiguientemente todo lo que dicen y puedan decir sobre ella, son meras especulaciones o disquisiciones teóricas sin ninguna base en la realidad social objetiva del país, ni sobre  lo que realmente viene sucediendo en Ecuador, Venezuela y Nicaragua.
La revolución es el derrocamiento del viejo orden de la sociedad burguesa y su sustitución por una nueva sociedad, la socialista; es la demolición del viejo Estado y la edificación en su lugar de un nuevo Estado. Los que no comprenden así el concepto de la revolución, no pueden ser revolucionarios. El articulista no comprende así la revolución, de tal manera que la confunde con el concepto del reformismo, que como todo buen revolucionario lo sabe, quiere decir negación de la revolución socialista, negación de la lucha  de clases o la colaboración entre estas para construir un Estado de “prosperidad”, sin cambios radicales en la estructura económica de la sociedad (con “pluralismo“ para el “vivir bien”).
Desde el año 2009, en Bolivia se inicio el proceso de reorganización administrativa del viejo Estado boliviano a partir del modelo de capitalismo andino, mediante cambios  o modificaciones en la superestructura de la sociedad, principalmente sobre la base de una nueva legislación de carácter étnico culturalista (reconocimiento de derechos, principios, valores y reivindicaciones de los pueblos y naciones indígenas). La reorganización administrativa del viejo Estado boliviano (modificación en las relaciones del poder con la población y territorio) no  significa en modo alguno revolución social, económica ni política, mas aun si la construcción del modelo del capitalismo andino se despliega por la coyuntura favorable de los precios de nuestra  materia prima para su exportación y comercialización en el mercado del capitalismo mundial, condenando a nuestro país a una economía basada en el extractivismo de materias primas, acentuando de esta manera nuestra condición de país capitalista atrasado y dependiente, semicolonial y semifeudal.
  
2.      Los gobiernos de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, están desarrollando procesos de reorganización administrativa estatal de acuerdo a sus realidades y características propias, de ninguna manera puede tratarse de procesos revolucionarios, como afirma Hugo Moldiz. Además, éste olvida la realidad de Cuba (desde mucho mas antes del advenimiento del ALBATCP) que resiste décadas de bloqueo económico impuesto por el imperialismo yanqui y las peores consecuencias por la desaparición del bloque de los países socialistas de la URSS y de Europa del Este, y por eso mismo no es correcto  incluir a Cuba en el mismo esquema del grupo de los países de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, en los que jamás hubo una revolución de carácter socialista, sino procesos reformistas de reorganización estatal. El caso de Venezuela, sin duda es un caso excepcional, donde se pretende construir por la vía pacifica el mal llamado socialismo del Siglo XXI, negador del carácter revolucionario de la construcción del Socialismo Científico, negador de la necesidad de un Partido Comunista de nuevo tipo, de la necesidad del Frente revolucionario y la necesidad de un nuevo Ejército Popular.

3.      Cuando no se entiende la noción de la revolución, es más probable confundirla con el reformismo o cualquier otro concepto más ambiguo, como el de la emancipación de la cual se habla tanto, pero que no se sabe de quién ni de dónde. Así sucede con el autor del artículo que comentamos, por ejemplo de manera esquemática y desordenada, incluye indistintivamente como expresiones de la izquierda revolucionaria a los procesos y realidades de los países cuyos Estados son miembros del ALBATCP (Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador).
Dejando de lado a Cuba, (donde se pretende seguir el modelo Chino), en los demás países del ALBATCP se expresan procesos de reorganización estatal burgués mediante reformas a la superestructura de la sociedad capitalista sin afectar la base o la estructura económica de la misma, por lo tanto se trata de reformismo puro, ni más ni menos. Es la expresión de aquella izquierda reformista, de los “posibilistas” preñada de un discurso variable de retorica revolucionarista y antiimperialista; de aquella izquierda reformista que busca domesticar, humanizar y sentimentalizar al capitalismo.

4.      Brasil, Argentina y Uruguay, según el autor,  son la expresión de la izquierda reformista, dizque de la izquierda “posibilista”, entre los que piensan en un “capitalismo serio” y “más humano”. De alguna manera el análisis del autor sobre esta izquierda reformista podría ser aceptable, con algunos reparos,  que en este grupo debe incluirse a Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Los revolucionarios que comprendemos el concepto de revolución, no compartimos ni aceptamos jamás que el capitalismo pueda ser humanizado, porque está demostrado históricamente hasta en su fase superior el imperialismo (principalmente el imperialismo yanqui), siempre será opresor, explotador, expoliador, genocida, guerrerista y etc.  Por eso no estamos de acuerdo con el modelo del capitalismo andino (aunque no podemos negar el reconocimiento de los derechos, principios, valores y reivindicaciones de los pueblos y naciones indígenas) de que algún día sea más humano y serio,  aunque cambie del color de la piel de quienes detentan el poder político del viejo Estado burgués boliviano.
Desde luego que pueden existir puntos de encuentro entre los gobiernos reformistas por el carácter y naturaleza de clase de los procesos de reorganización estatal en el marco del capitalismo que llevan adelante con todas sus peculiaridades. También pueden ir al encuentro de otras realidades, cuando se proponen extender estos procesos o exportarlos si se quiere, para dar lugar desde el ALBATCP a la “actualización del socialismo” en Cuba, como dice Moldiz.

5.      La vieja izquierda la nueva ultraizquierda, según Moldiz, serian los que abonan el terreno para el despliegue de la derecha y el imperialismo, los que convirtieron el marxismo en Biblia y de los que tienen una concepción reduccionista del proceso de formación de las clases sociales;  aquellas que con su concepción idealista abonan  el terreno para el despliegue de las fuerzas de derecha y el imperialismo; aquellas que aplican mecánicamente el marxismo habiéndolo convertido en Biblia; aquellas que tienen una concepción economicista y reduccionista del proceso de formación de las clases sociales y los que le dieron un tratamiento colonial a los pueblos y naciones originarias.
Indubitablemente, los teóricos del modelo del capitalismo pueden decir todo aquello y mucho más porque no son revolucionarios, sino reformistas al servicio del capital financiero internacional, de la burguesía agroindustrial-terrateniente del oriente boliviano y de la empresa privada, quienes se  benefician económicamente con la reorganización estatal, al grado que sectores de la derecha más reaccionaria y anticomunistas fueron reclutados por el MAS en las últimas elecciones generales el 2014, como consecuencia de la praxis del pluralismo político liberal burgués, ahora constitucionalizado junto al pluralismo jurídico liberal burgués que cooptó a la justicia comunitaria al Derecho burgués.
Como la expresión de la izquierda tradicional en nuestro país, así entendida históricamente por los teóricos pequeñoburgueses de toda ralea, están el viejo PCB, el viejo PCMLM, y el POR. Curiosamente los dos primeros, se encuentran en función del gobierno que lleva adelante la reorganización del viejo Estado burgués y terrateniente de Bolivia sobre la base del modelo de capitalismo andino. En tanto que varias individualidades del POR o de los que fueron militantes de este, también se encuentran en función del gobierno, al grado que algunos de ellos ocuparon ú ocupan altos cargos en el aparato burocrático estatal.  ¿Entonces de que izquierda tradicional habla Hugo Moldiz, o acaso omite deliberadamente mencionarlos?.
Los viejos PCB y PCMLM, e incluso el POR, en toda su existencia histórica siempre fueron contrarios a la ultraizquierda, contrarios a la concepción del foco guerrillero, contrarios al terrorismo individualista pequeñoburgués, contrarios al vanguardismo pequeñoburgués, contrarios a la provocación del revolucionarismo pequeñoburgués, etc. Pero el autor prefiere ignorar de manera recurrente, porque también le consta que algunas individualidades de aquella ultraizquierda también se encuentran en función de gobierno. ¿Entonces de que ultraizquierda se habla o porque no se la quiere identificar?
De algo que estamos convencidos, es que la denominada “izquierda tradicional” y la “ultraizquierda” abonan el terreno para la reorganización administrativa del viejo Estado boliviano sobre la base del modelo de desarrollo del capitalismo andino, habiéndose despojado o alejado de cualquier principio revolucionario, si es que alguna vez lo tuvieron, para degenerar en capitulación, oportunismo, reformismo y revisionismo (claro está con algunas excepciones de individualidades de aquella ultraizquierda, que no están en función de gobierno).
Para los revolucionarios, el marxismo es una ciencia, cuyas verdades no son absolutas, sagradas,  impolutas o dogmas, a diferencia de la Biblia. La pequeñaburguesía en el pasado hizo dogma del marxismo, enfrentándose rabiosamente a la izquierda tradicional (viejo PCB, viejo PCMLM y el POR), hasta llegar al desencanto, cayendo de bruces ante las teorías renovadoras dizque “neomarxistas”, principalmente ante el posmodernismo, cuya esencia es irrebatiblemente proburgués y procapitalista. Esta pequeñaburguesía jamás entendió que el marxismo es ciencia, y que como tal tenía que ser estudiado y aplicado de acuerdo a nuestra propia realidad sin dogmas ni reduccionismos… pero se equivocaron al aplicarlo como cliché, hasta concebirlo como un especie de mantra para cualquier situación de la lucha política (lucha de clases), y ahora se rasgan sus vestiduras vituperando contra el marxismo, contra la vieja  ultraizquierda de la cual fueron parte y que ahora  convergen en el actual gobierno con la izquierda tradicional.

6.      Es deber de todo revolucionario deslindar la posición revolucionaria frente a la monserga posición aparentemente revolucionaria del articulo de referencia, que solo busca confundir a las masas  distorsionando la historia o sencillamente desconociéndola.  En efecto en el exordio del artículo, con relación a los 25 años de la caída del Muro de Berlín, se atribuye como causal, al descontento social en contra de  una forma concreta de materialización del socialismo y una hábil estrategia de desestabilización  impulsada por EEUU en el marco de la guerra fría.
Lo que sucedió en la URRS y en el bloque de los estados socialistas del Europa del Este, fue el desenlace del proceso de restauración del capitalismo iniciado en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), donde la camarilla de N. Jruchov, hizo aprobar las tesis reaccionarias de la “coexistencia pacífica” y de la “política del desarme”, y después los “incentivos económicos” a favor de la burocracia. No obedeció en modo alguno a la estrategia de desestabilización impulsada por los EEUU, sino a la reproducción de la ideología burguesa en el seno mismo del PCUS, porque está demostrado que aun cuando se haya consumado una revolución socialista y desaparecido físicamente la burguesía, la ideología burguesa puede aparecer o reaparecer nada menos dentro del Partido a falta de la vigilancia revolucionaria. Lo de EEUU obviamente fue coadyuvante desde la perestroika y la glasnost, y definitorio en el momento de la caída del Muro de Berlín. El pueblo soviético jamás estuvo descontento con el socialismo,tal como afirma Hugo Moldiz falseando la historia. Así lo demostró en el referéndum de 17 de marzo de 1991 donde el 77,8 % de la poblacion soviética votó por el mantenimiento de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, es decir mas de 80 millones de soviéticos. Esta es la verdad compañero Moldiz, JAMAS HUBO DESCONTENTO SOCIAL DE LA POBLACION DE LA URSS EN CONTRA DEL SOCIALISMO SOVIÉTICO.


SIN UN PARTIDO COMUNISTA DE NUEVO TIPO NADA LOGRAREMOS, TODO LO PERDEREMOS

 

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