El conflicto de los
potosinos, ha dejado ver una tendencia del gobierno, que ha sido heredada de
los gobiernos neoliberales: no negociar bajo presión, pretendiendo olvidar que
es el pueblo, en sus diferentes organizaciones, que vive bajo la crisis del hambre
y otros males sociales, es decir que vive bajo la presión de los conflictos
sociales que no aparecen de la noche a la mañana, sino que tienen un período de
maduración que se expresa de diversas manera, en una etapa en que es posible
dialogar.
El error del gobierno, es
la adopción de la violencia como política del Estado, puesto que, a pesar que
sabe y conoce de la existencia de problemas regionales, etc. no se mueve para
resolverlos en su etapa larvaria y espera a que se exprese en varias formas de
violencia social, causado por el hecho de que el Estado hace oídos sordos. La
cultura popular explica el fenómeno de los conflictos sociales violentos como
consecuencia de la falta de voluntad política del Estado para resolverlos.
"Wawa que no llora, no mama". Los potosinos han "exigido" por
mucho tiempo, pero sus necesidades, han sido soslayadas en forma demagógica, en
base a compromisos que no se han cumplido nunca.
Lo que ocurre ahora, es
que, el ciclo de bonanza de los precios internacionales de los minerales, está
en franca caída y este hecho, ha movido a los potosinos a preguntarse qué será
de ellos en un futuro no lejano. Es cierto que han cometido errores, sobre todo
porque no alcanzaron a proponerse, desde mucho tiempo antes, la necesidad de
buscar formar alternativas utilizando los réditos o por lo menos parte los
réditos de la riqueza producida durante siglos. Pero la responsabilidad
fundamental, es de quienes asumen la función de dirección del Estado. Gobernar
no es solo desfiles, concentraciones y proclamaciones. Es también previsión,
planificación destinada a proveer a los ciudadanos de los sectores más
desfavorecidos, de las mínimas condiciones para que vivan en condiciones
medianamente aceptables.
Potosí dio de si todo lo
que pudo y fue motor del desarrollo del oriente. Los potosinos dieron todo lo
que pudieron para el desarrollo del país. Pero los gobiernos se olvidaron de
los potosinos. Ahora cuando vienen hasta la ciudad de La Paz a reclamar del
Estado, se los recibe con inusitada violencia estatal para desarticularlos. No
quisiéramos pensar que estén esperando
uno o varios muertos. Que cumplan su rol, que dejen su soberbia y arrogancia y atiendan a los potosinos en
el Palacio de Gobierno, que es la casa, no del MAS, sino de todos los bolivianos.
El gobierno debe abandonar
su estrategia de dilación confrontacional y violentista,
debiendo dialogar, sin
bravuconadas ni mentiras, no puede estar frente al pueblo y menos
podemos
concebir que sean derechistas o representantes de alguna fracción de la
burguesía desplazada. Los potosinos que se han movilizado hasta la
ciudad de La Paz son nuestros hermanos, es el pueblo de Potosí, no son
derechistas, proimperialistas o prochilenos como irresponsablemente dice
la propaganda oficialista. Bolivia es una sola.
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