En agosto del año 1985, la “Fracción
Roja” del Partido Comunista de Bolivia había remecido a la dirección
revisionista de la que se diferenció orgánica y políticamente, para construir o
reconstituir un Partido Comunista de nuevo tipo con la firme convicción de que
la esencia de la lucha política es la toma del poder para destruir el viejo y
putrefacto viejo estado boliviano, y edificar sobre sus escombros un nuevo
estado, nuevo poder y nueva democracia.
Casi la totalidad de la Juventud
Comunista de Bolivia, con denodada convicción inquebrantable se había alistado
entusiastamente en la posición de la Revolución, cuando la Unidad Democrática y
Popular (UDP) y dentro de ella el viejo PCB, habían sido derrotados por el
neoliberalismo, y donde el imperialismo desplegaba la gran contraofensiva
reaccionaria contra los trabajadores y pueblos del tercer mundo, para luego
finalmente proclamar a los cuatro vientos, la verdad única del capitalismo
triunfante, la globalización , la desideologización, la inviabilidad del socialismo,
etc.
Cuando todo parecía sombrío y adverso
para las filas revolucionarias, desde el Perú un faro empezaba a iluminar el
mundo señalando el camino hacia la ofensiva revolucionaria frente a la
reacción, el imperialismo y el revisionismo. Otro mundo aun era posible, la
humanidad no había renunciado ni renunciaría jamás al comunismo. En nuestro
país el modelo neoliberal del capitalismo se imponía a sangre y fuego reorganizando
el viejo estado boliviano en crisis. Los trabajadores y el pueblo resistieron
con estoicismo de clase hasta el cerco militar en el histórico pueblo de Calamarca.
Sin embargo, el heroico proletariado minero no se había rendido jamás, desde el
altiplano hacia escuchar con toda vehemencia su grito de rebelión a todos los
pueblos del tercer mundo: ¡“los mineros volveremos”!
La militancia de la “Fracción Roja”
estaba ahí, firme y en la primera línea, al lado de los trabajadores y de su
pueblo, resistiendo junto a las insurrectas masas al modelo neoliberal. Fueron
estas circunstancias de la cruda contienda clasista que comprometieron aun mas
a nuestra “Fracción Roja”, como un núcleo de marxistas leninistas y soldados
rojos del proletariado y de nuestro pueblo, resueltos a luchar sin cuartel en
contra la reacción, el imperialismo y el revisionismo. Hoy nuestra lucha no se
detiene ni tiene límites para desenmascarar la impostura de la elite gobernante del MAS y las ONGs verdaderos instrumentos
del capitalismo, nada menos con el apoyo de quienes se consideran
revolucionarios.
La dirección del viejo Partido
Comunista de Bolivia, siempre consideró como reserva y auxiliar a la Juventud
Comunista de Bolivia, destinada a obedecer incondicionalmente la línea política
revisionista. En el pasado, valiosos “jotosos” fueron expulsados por el
revisionismo bajo el estigma de aventureros, foquistas, provocadores,
guerrilleristas, maoístas, etc. Sin embargo, la “fracción roja“ que el año 1985
se diferencio del viejo PCB, demostró la conducta ejemplar de varios de sus
integrantes cumpliendo disciplinadamente tareas revolucionarias. Uno de sus mejores
cuadros, el camarada Carlos Balderrama Jerez, fue todo un comunista, un
verdadero marxista leninista, cualitativamente superior a la apoltronada
dirección revisionista del viejo PCB que había hecho un modo de vida, al cebarse
de la ayuda económica de la exUnión Soviética, dependencia que no le permitió
asumir el mando y guía de la revolución cuando las condiciones estaban dadas en
nuestro país.
Carlos Balderrama Jerez,
universitario estudiante de la Carrera de Sociología de la UMSA, destacado
militante disciplinado de la Juventud Comunista de Bolivia y fundador del Eje
de Convergencia Patriótica, asumió la tarea revolucionaria de un modo
incondicional, como vivo paradigma del hombre nuevo templado en la fragua de la
todopoderosa e invencible ideología del proletariado, el marxismo leninismo,
verdadero soldado rojo del proletariado y de nuestro pueblo.
Fue el 28 de abril de 1989, en la
emboscada de “Los Molinos”, (Jauja Peru), donde nuestro camarada ofrendó su
vida de pie, firme sin doblar las corvas y con las botas bien puestas, de
frente a los perros guardianes del viejo estado peruano, regando generosamente
su sangre sobre nuestra América morena, por la liberación nacional de los
pueblos y naciones oprimidas, por los pobres y humildes, por el Socialismo
científico y el Comunismo, como lo hicieron los bravos bolcheviques, los
partisanos y cuantos combatientes soldados rojos del proletariado.
Honor y gloria al camarada Carlos Balderrama Jerez, valioso hijo del pueblo, ejemplar cuadro de la “Fracción Roja”, un gran marxista leninista, militante de la otrora Juventud Comunista de Bolivia, al
igual que Inti Peredo, Aniceto Reynaga, Jorge Vásquez Viaña, Coco Peredo, y
otros que no sin antes de ser traicionados por la dirección revisionista del
viejo Partido Comunista de Bolivia, cayeron heroicamente en el combate.
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