La política es la ciencia de la administración de
la cosa pública. Por eso la política está incluso cuando el desarrollo y
profundización de la revolución, haya eliminado el Estado o más bien, cuando
como consecuencia de la profundización de la revolución, el Estado se extinga.
Las contradicciones inherentes a la sociedad dividida en clases, se manifiesta
por intermedio de la lucha de clases, que es la forma política cómo las clases
intentan imponer sus intereses de clase a la sociedad en su conjunto. En el
curso de la historia, no ha habido acontecimiento social o político que no haya
sido consecuencia de la lucha de las clases con intereses opuestos. La lucha de
clases aparece en su forma más terminada, en el capitalismo, de cuyas entrañas
nace el proletariado: dos clases con intereses opuestos. Mientras que el
burgués impone a la sociedad un modo de producción basado en la explotación de
la fuerza de trabajo ajeno, el proletariado que es la clase despojada de
cualquier tipo de propiedad que no sea su propia fuerza de trabajo, lucha por
mejorar las condiciones materiales y técnicas de su trabajo y paralelamente,
desarrolla su conciencia política con el fin de superar el modo de producción
capitalista y alcanzar el socialismo que por fin a la apropiación privada de
los medios de producción.
El triunfo
de la revolución, debe plantear la destrucción de las bases materiales en que
se originó la dictadura de la burguesía como clase dominante y esto implicará
la superación dialéctica de la base material del capitalismo y simultáneamente,
la destrucción de las instituciones superestructurales que son la base
ideológica que la justifica. Una vez derrotado el poder económico de la
burguesía y la burguesía misma y sus expresiones políticas, el proletariado,
como director y guía del proceso revolucionario debe asumir la tarea de
desarrollar las instituciones sobre las cuales se desarrolle su dictadura de
clase. Entonces, como consecuencia, la vieja democracia burguesa y sus
instituciones, deben ceder paso a la Democracia popular o socialista, por medio
de la cual se expresan la voluntad estatal de las masas políticamente
organizadas. Para organizar la voluntad política del pueblo trabajador, el
proletariado fortalece el Partido Comunista como su instrumento político
hegemónico, como el Partido Único. El fundamento teórico del Partido comunista,
es el marxismo-leninismo.
El viejo juego de los Partidos de la democracia
burguesa, por medio de la cual, las fraccione de la burguesía se turnan para
imponer su voluntad a la sociedad, desaparece, porque la burguesía como clase
ha sido derrotada y ha perdido su monopolio económico y político. En
consecuencia, el Partido Único, no es una cuestión que pueda imponerse en
cualquier momento de la historia: la condición sine qua non para el
establecimiento del Partido Único, son de carácter objetivo, que depende de las
nuevas condiciones materiales en que son impuestas por el triunfo del
proletariado en la revolución como la nueva clase dominante. No puede existir
si previamente no se ha derrotado política, económica y militarmente a la clase
dominante y se la ha desojado de los medios por medio de los cuales imponía su
condición de clase dominante: es decir, el monopolio de los medios de
producción en su provecho y la sustitución por una nueva condición en que el
proletariado asume la dirección del Estado acorde con sus objetivos de clase,
es decir, la eliminación de la explotación de una clase sobre otra y la
apropiación privada de los excedentes socialmente producidos. Solo los países
en que se ha derrotado al Poder de la burguesía, como en la Unión Soviética, la
China, Vietnam, Cuba y otros países se ha logrado construir el Partido Único,
después de haber derrotado a la burguesía.
El Partido Socialista Único Venezolano, es una
experiencia anticipada de Partido Único, porque si bien se crea en la cúspide
del proceso iniciado por Hugo Chávez con la intención de crear una sola
expresión política de las masas venezolanas, no pudo ejercer el monopolio
político del pueblo venezolano, porque no alcanzo a consumar la revolución
socialista, sino como formas revolucionarias de participación popular en la
construcción de nuevo Estado, sin haber dado cuenta del viejo Estado que se
mantuvo incólume en la propiedad privada de los medios de producción como la
prensa, la radio y la televisión. La derecha venezolana, con el respaldo
económico y político del Imperialismo y otros gobiernos de derecha, han logrado
neutralizar la acción del unipartidismo.
García Linera ha dicho algunas cosas con relación
al Partido Único, aunque en puridad, el MAS no es un partido, sino una especie
de corporación federativa de organizaciones sociales campesinas, de sindicatos
cooptados y de partidos como el viejo PCB, el PCML, los grupos guevaristas,
restos del PS1, así como de fracciones del MNR y la derecha neoliberal, que,
obviamente no tienen disciplina partidaria “strictu sensu” y que se mueven al
calor de intereses prebendales. Con esos antecedentes, el Partido Único, en la
boca del MAS, no es más que un deseo que muestra intenciones hegemónicas, en un
momento en que sus “bases” han entrado en un período de resquebrajamiento
severo, con la intención de eliminar del panorama político, tanto a la derecha,
como a la izquierda que se encuentra en proceso de estructuración.
El Partido Único, es una tarea revolucionaria
destinada a coadyuvar a la organización del Poder Estatal de las masas y por
tanto, una tarea pendiente del cumplimiento de muchos presupuestos, entre los
cuales, los más elementales: las condiciones objetivas de la sociedad de la que
se trate, es decir, la existencia de factores socio-económicos cuya existencia
no dependerá de la voluntad de la clase dominante, que produzcan como resultado
la aceleración de la crisis y el descontento que será resultado de la naturaleza
del capitalismo y sus contradicciones, como la contradicción entre la
producción social de bienes y la apropiación privada de sus beneficios y por
otro lado, lo que se llaman la condición subjetiva, que es decir, el partido
revolucionario que tenga la capacidad de interpretar los intereses históricos
del proletariado y eleve su conciencia de clase. La toma de conciencia del
proletariado, dependerá de las condiciones materiales que son resultado del
modo de producción históricamente determinada por la naturaleza del
capitalismo. Si no hay esos factores, el Partido Único, es una perorata
demagógica y tiene el objeto de pretender hacer creer a las masas que están en
el Poder, cuando los usufructuarios, no solo que son otros, sino que son los
demiurgos creadores de la teoría de una nueva complementariedad de las clases
en una “alianza de clases” más tenebrosa que la alianza de clases propuesta por
el nacionalismo revolucionario y que arrastró por muchos años a la clase
trabajadora y al campesinado, detrás de los intereses de le pequeña burguesía.
Por otro lado, el Partido Único, como la Revolución, no se lo crea por decreto,
sino que debe ser producto de un proceso que vendrá desde abajo, como
consecuencia del trabajo revolucionario de las masas.
Juan García Barañado
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