por: Enrique Muñoz Gamarra (*)
La guerra es parte de la
existencia de las sociedades clasistas. El sistema imperialista (segunda y
última fase del capitalismo) en el que ahora nos encontramos, no es de ninguna
manera una excepción. La confrontación será larga y prolongada hasta que
el proletariado finalmente se decida destruir este sistema. En eso hay que
estar bien claros.
Bien sabemos la esencia criminal
del imperialismo estadounidense. Es un imperialismo letal. Imposible de
olvidar, está en nuestra memoria lo que hizo en Corea entre 1950 y 1953: allí
una tercera parte de la población fue desaparecida, la mayoría de sus ciudades
fueron devastadas. ¿Y lo que hizo en Vietnam? Toneladas de bombas incendiarias
(Napalm) e incluso utilización del “agente naranja” cuyas consecuencias hasta
ahora se sienten (increíble pero ahora la dirección del PC de Vietnam recibe a
estos criminales).
Desde diciembre de 2001 el viejo ejército
estadounidense estaba envalentonado. Esto fue lo que se percibió cuando
fue a ocupar Afganistán. Luego cuando agredió a Irak en 2003. Y desde finales
de 2010 cuando inicio su ofensiva criminal desde el Norte de África y Oriente
Medio. ¡Cuánta sangre del pueblo afgano, iraquí, libio y sirio hizo correr! Sus
hordas, talibanes, Al Qaeda y el Estado islámico (engranajes de su viejo
ejército) acometieron con saña y ventaja contra estos pueblos. Sus
monstruosidades han sido numerosos (degollaron, se comieron corazones de
soldados sirios caídos en combate, crucificaron e impusieron matrimonios con
niñas de ocho y diez años, etc.). Es obligación de los pueblos del mundo
entero, de los antiimperialistas y no antiimperialistas, de los marxistas y no
marxistas, luchar contra este criminal y letal imperialismo hasta vencerlo.
https://drive.google.com/file/d/0Bwo68T7ecF55bTdTaW12cGtZSUk/view?usp=sharing
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