lunes, 2 de diciembre de 2013

CONTRA LA POLÍTICA EXCLUYENTE Y DISCRIMINADORA DEL GOBIERNO DEL VIEJO ESTADO, IMPONER LOS DERECHOS DE TODOS LOS TRABAJADORES



En la era de los gobiernos liberales y conservadores, la clase dominante de nuestro país utilizaba la “chequera contra chequera” para obtener el respaldo electoral dentro de un sistema político tradicional caracterizado por el “voto calificado” que excluía el derecho político de ser electores o elegidos a los indígenas, analfabetos, y de los que carecían de ingresos económicos o de contar bienes patrimoniales. Fueron tiempos donde la clase dominante señorial, patronal, racista, segregador y colonial ignoraba y despreciaba a la “gran mayoría” del país conformada por campesinos e indígenas, por los pobres  y desposeídos que carecían de la categoría jurídica y política de ciudadanos, a  diferencia de “una minoría”  privilegiada  que usufructuaba el poder político. 


Los indigenistas que se llenan la boca de discursos rabiosos contra el imperialismo y dizque la República de Bolivia monocultural, colonial y segregador, ahora incurren en las mismas prácticas prebendales mañosas propias de las clases dominantes de los tiempos del “liberalismo” y de los “conservadores”, con las que desde luego ya nada les diferencia, ni siquiera el discurso desgastado y cacareado de “descolonización” de hombres que utilizan  el “sombrero colonial”.


El Decreto Supremo 1802  al violar los principios constitucionales de la igualdad, inclusión y solidaridad con relación a la exclusión y discriminación de los rentistas y jubilados al crear “Doble Aguinaldo”, revela la irracionalidad de la política de la prebenda por parte de un gobierno que apuesta por todos los medios a su alcance, para darle continuidad a la reorganización del viejo Estado boliviano devenido en Plurinacional,  para que sea más funcional y eficaz dentro del sistema capitalista, con la que desde luego todas facciones de la burguesía  y los terratenientes están de acuerdo. En lo que no están de acuerdo es que la facción de la nueva burguesía emergente se  perpetué en el ejercicio del poder político, por tener sus propias aspiraciones e intereses. Aunque sí debemos convenir que cuando el sistema capitalista se encuentra en peligro, estas pueden incluso auto sacrificarse mediante renunciamientos de clase en determinadas coyunturas para evitar la posibilidad de que se produzca una revolución social. Así sucedió cuando la nueva fracción de la burguesía emergente,  cuyos intereses se ensamblaron con los de las gran burguesía y los terratenientes, llegaron a realizar el gran “pacto social” para allanar la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado para salvar la crisis del viejo Estado,  caracterizado por simples cambios de nombre del Estado, de  sus órganos, instituciones e incluso el cambio de nombre de los cargos públicos, cambio de leyes para que sean iguales o peores que las anteriores, y lo más importante porque constitucionaliza el modo de producción capitalista que subordina a los otros de carácter pre capitalista bajo la denominación de “modelo de economía plural”, a lo que los ideólogos pequeñoburgueses de pacotilla y negadores de la lucha de clases llaman el socialismo comunitario.


Aun está en la memoria colectiva de los trabadores y nuestro pueblo que en la época de la dictadura banzerista, también fue instituida el “bono patriótico” (sueldo catorce), con el  propósito de quedar bien con todos y ganar una popularidad que en realidad jamás pudo conseguirla, porque la resistencia antifascista y democrática de los trabajadores y de nuestro pueblo persistió inagotablemente hasta derrotar a la bestia parda y restituir la plena vigencia de las libertades democráticas, políticas y sindicales.


En nuestros documentos anteriores caracterizamos al gobierno del “proceso de cambio” como antiobrero, antipopular, anti indígena y antinacional. Lo ejemplos sobran, como la jubilación del cien por cien para los sectores improductivos y la jubilación del setenta por ciento para los trabajadores que son los que en verdad generan las riqueza, la brutal masacre de indígenas en Chaparina (contra un sector de nuestra sociedad a cuyo nombre dicen representar y gobernar). 


El gobierno responde a los intereses de todas las facciones de la burguesía y los terratenientes para preservar y mejorar el capitalismo, por eso defiende los intereses de las transnacionales y el imperialismo, motivo suficiente de que los ricos sean beneficiados con la política del gobierno del denominado “proceso de cambio”; y los pobres continúan condenados a su condición depauperada. Por eso el Fondo Monetario Internacional (FMI) felicita las veces  al gobierno del “proceso de cambio” por su política económica neoliberal o por ser un buen alumno.  Esta institución financiera del imperialismo en el pasado se caracterizó por sus recomendaciones e imposiciones de políticas antinacionales, antipopulares y hambreadoras en contra de los pueblos de los países del Tercer Mundo. Sin embargo hay quienes rayan en la ingenuidad y se engañan, o pretenden hacerlo con nosotros para convencernos que los “chicos malos” cambiaron y que ahora son muy buenos, que hasta son felicitados y aplaudidos públicamente por estos. ¡Nada más falso! Habrá que recordar y no olvidar jamás lo que la historia nos enseña sobre el viejo socialista  Bebel, cuando la derecha lo aplaudía en el Parlamento Alemán, el mismo dijo: “¿Que has dicho, viejo imbécil, que la canalla te aplaude?”. 


Los trabajadores debemos exigir al gobierno que dice ser socialista y revolucionario, y a sus dirigentes traidores de la Central Obrera Boliviana, el doble aguinaldo extensivo a todos rentistas y  jubilados, extensivo a los trabadores sobreexplotados de las Cooperativas Mineras,  la jubilación del cien por cien para todos los trabajadores al igual que los otros sectores privilegiados por el gobierno, la restitución del aporte estatal y patronal para una jubilación digna para todos los trabajadores, el aumento de sueldos y salarios sin ninguna discriminación, el respeto del fuero sindical, el respeto de la inamovilidad de los trabajadores en su fuentes de empleo, la nacionalización de la áreas mineras entregados a las transnacionales y al nuevo súper-Estado Minero Cooperativo, la no intromisión oficialista a la Central Obrera Boliviana y los Sindicatos, el respeto a la independencia sindical y política  de los trabajadores frente al gobierno del viejo Estado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario